OpenAI y Jony Ive: El futuro de la inteligencia artificial ya no es invisible

Un dispositivo que no existe (todavía), pero que ya ha empezado a cambiarlo todo.

No tiene nombre. No tiene pantalla. No se ha presentado en ningún evento ni ha pasado por el feed de ningún influencer. Pero sí existe, al menos como idea, como esbozo. Y si algo ha demostrado la historia reciente del diseño tecnológico, es que cuando Jony Ive y su equipo imaginan un objeto, es solo cuestión de tiempo que el resto del mundo quiera tenerlo en sus manos.

La noticia es esta: OpenAI ha adquirido oficialmente “LoveFrom io”, la startup de hardware ultrasecreta del exdiseñador jefe de Apple, en lo que muchos ya consideran el movimiento más estratégico del año en el universo tech. Más allá de cifras —la operación está valorada en torno a 6.500 millones de dólares— lo que está en juego aquí es el futuro de cómo nos relacionamos con la inteligencia artificial.

¿Qué es «io»? Un estudio que parece una película de ciencia ficción

Imagina un antiguo almacén reformado en el centro de San Francisco, con muebles a medida, materiales naturales y paredes cubiertas por bocetos de dispositivos que aún no existen. Ese es el entorno donde Jony Ive, junto a figuras clave de su etapa en Apple como Tang Tan o Evans Hankey, llevaba más de un año gestando la visión de un nuevo tipo de tecnología: dispositivos de IA que no nos distraigan, que no pidan atención, que simplemente estén.

Su nombre en clave era “io” (Input/Output). El concepto: crear un objeto que devuelva la magia al hardware. No un sustituto del móvil. Algo mejor.

El match que cambia las reglas del juego

Desde hace meses, Sam Altman —CEO de OpenAI— venía hablando de su interés por construir hardware. Pero no cualquier hardware: un dispositivo que hiciera de puente entre humanos e inteligencia artificial sin necesidad de pantallas, notificaciones o adicciones. Y para eso, necesitaba a alguien que entendiera de verdad qué significa diseñar el futuro. Spoiler: ese alguien no era un ingeniero. Era un poeta del diseño industrial.

El encuentro entre Altman e Ive era inevitable. Ambos comparten una visión: la IA no debe vivir solo en servidores o apps, sino en objetos que nos rodeen con elegancia, con empatía, incluso con belleza.

¿Qué sabemos del dispositivo?

Poco. Pero suficiente para imaginar el impacto.

  1. Sin pantalla: se habla de un wearable o un objeto de escritorio que funciona más por voz y contexto que por interfaz gráfica.
  2. IA contextual: completamente integrado con GPT y modelos de OpenAI, capaz de aprender de cada usuario de forma natural.
  3. Diseño humano: materiales nobles, silencioso, con una estética más cercana a un objeto de diseño japonés que a un gadget.

No se trata de lanzar un producto más. Es la creación de una nueva categoría tecnológica. Y sí, podría ser el inicio del fin del smartphone tal como lo conocemos.

¿Por qué esto importa?

Porque marca un giro cultural profundo. Hasta ahora, la inteligencia artificial vivía en servidores, en prompts, en pantallas. Con esta adquisición, OpenAI quiere convertir la IA en algo tangible, emocional y cotidiano.

En un mundo saturado de estímulos, el dispositivo que proponen Altman e Ive invita al silencio, al enfoque, a una relación más madura con la tecnología.

Como dijo Ive en una entrevista: «El mejor diseño es el que desaparece. Y el mejor dispositivo es el que te permite estar más presente, no menos.”

Apple mira de reojo

La noticia no ha pasado desapercibida en Cupertino. Según analistas, las acciones de Apple cayeron un 2% tras el anuncio. Y no es solo por nostalgia. Es porque Ive y Tan eran responsables del diseño de productos como el iPhone, el Apple Watch y los AirPods. En otras palabras: los objetos que definieron los últimos 15 años.

Ahora, ese talento se ha mudado a OpenAI, una empresa que hasta hace poco ni siquiera fabricaba productos físicos.

Una nueva era en la que forma y función vuelven a encontrarse

Para muchos, esta adquisición representa la reinvención del mantra de Steve Jobs, llevado a la era de la IA: “la tecnología sola no es suficiente.”

Con esta alianza, OpenAI no solo lidera la carrera de los modelos de lenguaje. También quiere rediseñar por completo cómo vivimos con ellos. Desde lo visual hasta lo táctil, desde el código hasta el objeto.

Y si todo va según lo previsto, el primer dispositivo saldrá en 2026.

¿Qué significa esto para el resto de marcas?

Para algunas, una amenaza. Para otras, una oportunidad.

Las compañías que entienden el diseño no solo como forma, sino como experiencia, están bien posicionadas para este nuevo paradigma. Las que todavía creen que un dispositivo se define por sus specs, probablemente queden fuera del mapa.

El futuro ya no es solo tecnológico. Es sensorial. Y ahora también tiene una nueva sede: San Francisco, en un edificio sin logo, donde se están imaginando los próximos 10 años de interacción entre humanos y máquinas.

Conclusión: el momento Ive-Altman no es solo una noticia, es una declaración de intenciones

Y si miramos con atención, el mensaje está claro: la inteligencia artificial dejará de ser solo un software y empezará a ser un objeto. Uno que probablemente no necesite brillar para cambiarlo todo.

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